La proliferación de apartamentos turísticos no ha encontrado todavía techo en España. El pasado agosto el país contaba con 340.424 casas destinadas a arrendamientos de corta estancia, que ofertaban más de 1,7 millones de plazas. En ambos casos se trata de la cifra más elevada en la serie del Instituto Nacional de Estadística, que arrancó en 2020 por tratarse de un estudio experimental. Esa limitación impide hacer comparaciones con el tiempo previo a la pandemia, pero sí esboza lo sucedido desde entonces. Conforme la covid hacía añicos el turismo, el número de pisos vacacionales retrocedió. En 2022 volvió a remontar y en 2023 supera por primera vez la cifra de 2020. Es, por tanto, un nuevo récord dentro de la modesta cronología que recoge la estadística oficial.

En un año, el salto ha sido del 9,3% (9,6% si se mira por número de plazas, porque también sube la media de personas que puede acoger cada apartamento). Y todas las comunidades autónomas han experimentado un aumento, con la excepción de Baleares (-0,2%). Las comunidades con un mayor crecimiento del volumen de apartamentos vacacionales fueron Asturias, con más de un 15% de subida interanual, Galicia y Murcia, ambas por encima del 13%. A esa cifra se acercaron Andalucía y la Comunidad Valenciana, que con unos 79.000 y 58.000 pisos, respectivamente, son las comunidades que mayor volumen de oferta tienen.

Sin embargo, si se analiza con respecto al parque total de viviendas, algo en lo que inciden los expertos por la repercusión que puede tener respecto al mercado residencial, son Canarias y Baleares las comunidades con mayores proporciones. En ambos casos superan el 4% de pisos vacacionales respecto al total de casas, a años luz de la media nacional (1,29%). Esa media, que también es la más alta de la serie estadística, solo la superan otros cuatro territorios: Cantabria, Comunidad Valenciana, Andalucía y Cataluña.

No es casual que las islas y el litoral mediterráneo sean las zonas con mayor presencia de pisos turísticos, puesto que son también las que reciben un mayor número de visitantes. El listado de municipios con mayor porcentaje de vivienda vacacional lo encabezan Yaiza (Lanzarote, Las Palmas), La Oliva (Fuerteventura, Las Palmas), Búger y Pollença (ambas en la isla balear de Mallorca). Las cuatro superan el 20%, es decir, que al menos una de cada cinco casas de la localidad se destina a acoger a turistas. En las 10 primeras posiciones, solo aparecen municipios de Las Palmas, Baleares, Girona y Tarragona. Y hay que retroceder hasta el 16º puesto para que aparezca la primera que no se ubica en una provincia litoral: Naut Aran, en Lleida.

En volumen absoluto, Madrid (14.133 apartamentos), Barcelona (7.531) y Málaga (6.550, solo 19 más que la vecina Marbella) son las ciudades con más pisos turísticos. Pero se observan diferencias de comportamiento en los grandes núcleos poblacionales. Con respecto a 2020, en la capital catalana se cuentan un 53% menos y no han dejado de retroceder. También en Madrid o Valencia hay ahora menos pisos vacacionales que tres años atrás, pero en el último año ha subido el número. Sevilla (-1,9%) y Zaragoza (-1,4%) están prácticamente igual y Málaga es la única ciudad de más de medio millón de habitantes donde hay ahora más pisos turísticos que en 2020 (un 11% más). La estadística experimental del INE analiza la oferta de apartamentos turísticos dos veces al año (febrero y agosto) a partir de los anuncios de tres plataformas digitales, y eliminando las duplicidades en los anuncios.

Para Miguel Ángel Sotillos, presidente de Fevitur, una patronal que representa unos 185.000 alojamientos, no cabe duda de que “2023 ha sido un buen año turístico”. “Todos los sectores hemos mejorado en número de visitantes y facturación”, desarrolla quien reconoce “externalidades negativas” en su actividad, pero rechaza la “demonización” de la misma. “Hay mucho particular que no cumple y en eso estamos tanto los profesionales como la administración: para regularlo y que cumplan”, añade. Pero también pide “no confundir regulación con prohibición”, que es lo que según esta organización están haciendo la mayoría de administraciones que abordan el tema.

En el punto de mira

Uno de los organismos que tienen el ojo puesto sobre el asunto es precisamente el recién creado Ministerio de Vivienda. El departamento que encabeza Isabel Rodríguez ha creado un grupo de trabajo con el Ministerio de Industria y Turismo para estudiar propuestas que se puedan trasladar a comunidades autónomas y ayuntamientos, que tienen la mayoría de competencias. La materia quedó fuera de la ley de vivienda que se aprobó el pasado mayo tras años de complicada negociación.

“El alquiler turístico tiene muchas derivadas sobre los ciudadanos y sobre la propia gestión de la ciudad”, asegura Pablo Martínez, del estudio de urbanismo 300.000 km/s. “Está claro que reduce la oferta de alquiler convencional”, desarrolla el experto, que ha participado en varios estudios sobre el tema. El arquitecto cree que, pese a generar una actividad económica que se percibe como más lucrativa y se centra en visitantes de rentas más altas que los vecinos, o precisamente por ello, los pisos vacacionales juegan “en contra de la accesibilidad de la vivienda, de los precios asequibles, y de que los centros de las ciudades sean lugares habitados”.

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