Kiev ha sufrido en la mañana de este sábado el mayor bombardeo con drones bomba Shahed de toda la guerra. 75 de estas aeronaves no tripuladas de fabricación iraní han sido disparadas por Rusia en más de cinco horas de alarma. Las Fuerzas Aéreas Ucranias han derribado 71 de estos drones, que han causado cinco heridos en la capital. Las autoridades consideran el ataque como la señal de una nueva campaña de bombardeos para interrumpir servicios energéticos esenciales durante el invierno. El portavoz de las Fuerzas Aéreas, Yuri Ihnat, ha revelado en una declaración televisada que los drones que ha utilizado Rusia son versiones mejoradas de los modelos aportados de origen por Irán. Ihnat ha precisado que los aparatos están ahora cubiertos por una capa de fibra de carbono, material que hace más difícil su detección por radar. Además, los nuevos Shahed están pintados de negro, a diferencia de su color gris anterior, para operaciones nocturnas, lo que los hace menos visibles.

La gran mayoría de los Shahed han tenido Kiev como objetivo, aunque otras cinco provincias también han sufrido la llegada de los drones bomba. La alarma en la capital ha empezado poco después de las tres de la mañana, pero no ha sido hasta las cinco que el fuego ha alcanzado su mayor intensidad. Entre las cinco y las ocho y media, la ciudad ha estado afectada por constantes explosiones de las ametralladoras antiaéreas, también por el ruido característico del motor de los Shahed sobrevolando el mismo centro de Kiev.

Los cinco heridos han sufrido el impacto de restos de drones sobre la zona urbana. El alcalde de Kiev, Vitalii Klitschko, ha confirmado que entre las víctimas hay un menor de 11 años. Una guardería también fue destruida a causa del ataque.

Rusia había reducido significativamente sus bombardeos lejos del frente de guerra desde el mes de junio. Tanto el Gobierno ucranio como los servicios de inteligencia de la OTAN dan por hecho que Moscú está reservando munición de largo alcance para llevar a cabo una campaña de interrupción del sistema energético, como sucedió en 2022. Entre octubre del año pasado y enero de 2023, las fuerzas aéreas rusas atacaron periódicamente todo el territorio ucranio, con la red eléctrica como principal objetivo. Durante meses, millones de ucranios vivieron en grandes ciudades con cortes constantes en el servicio de calefacción, luz y agua caliente.

El Ministerio de Defensa británico indicó el 21 de noviembre que el Kremlin se prepara para su campaña de invierno: “Rusia se ha contenido en los últimos meses de disparar sus principales misiles de crucero desde su flota de bombarderos, posiblemente para acumular un elevado arsenal. La posible razón de ello es que puedan ser utilizados si deciden repetir el esfuerzo del año pasado de destruir infraestructuras críticas ucranias”.

El ataque contra Kiev ha seguido los mismos parámetros que una oleada menor en número sucedida el 18 de noviembre, disparando los Shahed desde territorio ruso en el norte y en el este, y también desde el sur. Las Fuerzas Aéreas Ucranias notifican a la población por cuentas militares en redes sociales de la llegada de la amenaza desde determinado territorio. A partir de esta información, el enviado especial de EL PAÍS ha podido seguir durante horas la coreografía que creaban los focos de luz y la munición de los antiaéreos según la procedencia de cada nueva ola de drones.

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El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha subrayado que el bombardeo ha coincidido con la conmemoración anual del Holodomor, las hambrunas ordenadas por Stalin en los años 30 del siglo pasado y que provocaron la muerte de millones de ucranios del mundo rural. Ucrania considera el Holodomor como un intento de genocidio de las autoridades soviéticas, aunque las hambrunas también se produjeron en otras partes de la Unión Soviética. “Los líderes rusos parecen orgullosos de su habilidad para matar a gente”, ha escrito Zelenski en sus redes sociales.

La gran mayoría de los Shahed han sido abatidos pero Rusia, como han explicado en anteriores ocasiones las Fuerzas Aéreas ucranias, principalmente no busca con estos aparatos destruir objetivos en tierra: la principal lógica de las oleadas de Shahed es identificar la localización de las defensas y consumir la munición antiaérea. Kiev es una de las ciudades con mejor protección antiaérea del mundo gracias al suministro de armamento de sus aliados en la OTAN. El Gobierno alemán confirmó esta semana que en el nuevo paquete de ayuda militar para Ucrania, valorado en 1.300 millones de euros, se incluyen cuatro baterías de cohetes antiaéreos Iris-T, el mejor sistema de defensa antiaérea con el que cuenta Ucrania junto a los misiles Patriot estadounidenses.

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